Cuando la Humanidad Tiene Nombre: Gracias, Cruz Roja Mexicana
Durante semanas vivimos una angustia que parecía no tener fin. Intentamos todo: llamadas internacionales, correos electrónicos urgentes, solicitudes de ayuda que se perdían en el vacío burocrático. En medio de la desesperación, experimentamos en carne propia una fría indiferencia por parte de quienes se supone deberían proteger a sus ciudadanos: la embajada alemana. Su actitud fue tan inhumana como decepcionante.
Pero cuando más lo necesitábamos, apareció una luz entre tanta oscuridad: la Cruz Roja Mexicana.
Fue entonces cuando las cosas empezaron a cambiar. Sin discursos vacíos ni promesas políticas, simplemente actuaron con compasión, entrega y una humanidad que ya creíamos perdida. Se tomaron el tiempo de escuchar, de acompañar, de intervenir. Nos ofrecieron algo más valioso que cualquier documento oficial: ESPERANZA.
Por eso, recomendaría firmemente que cualquier candidato a ocupar un puesto diplomático pase al menos un año sirviendo en las filas de la Cruz Roja, para que comprenda lo que significa ayudar sin esperar nada a cambio, lo que implica atender a personas vulnerables con empatía y respeto. Tal vez así valoren lo que hoy muchos parecen haber olvidado: el verdadero sentido del servicio.
La próxima vez que vea a voluntarios de la Cruz Roja Mexicana en las calles recolectando donativos, no dudaré ni un segundo en contribuir. Porque ahora entiendo lo que significan sus uniformes: representan una promesa de auxilio cuando todo parece perdido, un compromiso que se cumple sin condiciones, un acto de amor al prójimo en su forma más pura.
Gracias, Cruz Roja Mexicana. Ustedes no solo salvan vidas, también nos devuelven la fe en la humanidad.
Comentarios
Publicar un comentario